

Hace 8 años recibí el mejor regalo que la vida me pudo haber dado: el nacimiento de mi segunda hija después de 8 años de mi primer hijo. Fue uno de los momentos más felices de mi vida pero a la vez el precio de este fue muy doloroso. Dos meses después del nacimiento de mi hija comencé con unos dolores muy fuertes en los brazos. Después fue en la rodillas, luego los codos, el cuello hasta tener dolor en todo el cuerpo.
El médico me dijo que podía ser depresión post-parto. En mi mente yo decía: ¿pero cómo? ¡Si soy inmensamente feliz con mi hija! Así vi a varios médicos y no sabían lo que era. Yo cada día me sentía peor. Llego un momento en que ya no me pude levantar de la cama y solo podía mover los ojos. Mi familia tuvo que ayudarme en todo: a vestirme, a darme de comer, a cepillarme los dientes, a bañarme. La realidad es que ya no pude atender a mi hija porque mi cuerpo no respondía por tanto dolor e inflamación.
Solo podía mirar a mi hija ya que no podía cargarla y por supuesto tampoco podía hacerme atender a mi otro hijo. Así paso un año entre médicos y estudios para saber qué es lo que tenia. En el lapso casi todo el tiempo me la pasaba con mil medicamentos para el dolor, caminaba con un bastón y recuerdo que solo lloraba y lloraba porqué no sabía que es lo que tenia.
Por fin en un último estudio se me detecto ARTRITIS REUMATOIDE una enfermedad incurable y con un grado de discapacidad en gran parte de las articulaciones. Es una enfermedad muy fuerte y sobre todo dolorosa. La enfermedad se alojo de forma viral y se incubo en el periodo de embarazo. Pero en mi caso fue muy drástico y rápido el avance de esta ya que los medicamentos no me hacían efecto. Por lo que viví durante 8 años llena de medicamentos para soportar los dolores.
Me afecto principalmente las manos, los pies y las rodillas. De manera que no puedo doblar las muñecas y no puedo hincarme o agacharme de forma normal. Debido a esto pues mi vida dio un giro muy fuerte y doloroso. Tuve que adaptarme a mi nueva forma de vida y empezar de cero. A caminar, a moverme y a vivir con ciertas limitaciones. Así transcurrieron 8 largos años.
Hace casi 3 años tuve la fortuna de conocer a Alexis quien me abrió una puerta inmensa para afrontar y llevar el dolor de manera muy distinta. He asistido más de 5 veces con ella. Pero fue hasta mayo del 2010 que mi vida CAMBIO para siempre. Recuerdo que cuando la vi no pude evitar llorar y decirle que solo le pedía que me sanara mis rodillas y mis manos. Ese día llegue con un dolor terrible de cuerpo y no sabía si podía aguantar la sesión.
Toda la sesión llore y llore de dolor, de impotencia, y sobre todo de cansancio por vivir tantos años con dolor. Pero cuando ella llego y puso sus manos en mis manos, en mis rodillas y en mi cabeza sentí como un rayo entraba en mi cuerpo, mis ojos estaban cerrados pero veía una luz muy fuerte y las ganas de llorar no paraban. Solo pedía a la divinidad que mi enfermedad se fuera muy lejos y no regresara.
Al finalizar la sesión había que tenderse en el suelo y yo solo atinaba a decir no podre hacerlo porque no me puedo agachar. Fue muy impactante cuando trate de hincarme y no sentí dolor alguno. Mis piernas eran las mismas de antes de enfermarme. No había dolor y por supuesto me sentía rara después de muchos años de sentirme tan mal.
En mis manos sucedió lo mismo. No había dolor y podía moverlas en un 80 por ciento. Yo estaba en shock y pensé que era momentáneo. Hoy ha pasado ya casi un año y estoy como nueva. No tomo más que una sola pastilla y eso a veces cuando llego a sentir alguna dolencia. Mi vida cambio al 100 por ciento y hoy se que volví a nacer. Hoy ya entendí que nosotros tenemos mucho que hacer para poder sanarnos y hacer un buen equipo con Alexis. El cambio de actitud cuenta mucho y en su momento no lo entendía.
En mi última sesión con Alexis supe que tenía que ser más humilde, más fuerte, más decidida, más consciente y sobre todo más humana. Y mi única meta era ya no SUFRIR más. La fe y la esperanza que tuve en Alexis fue una parte muy importante para mi sanación. Hoy se que nunca es tarde para encontrar la sanación. Es cuestión de tener fe y sobre todo de dejar todo en las manos de esta maravillosa mujer que es Alexis. Si existe otra palabra más fuerte que GRACIAS esa es la que le dedico a esta mujer que vino a cambiar mi vida.
Alexis siempre estaré eternamente agradecida por haber puesto en mi vida.
Con todo cariño.
Fabiola.