Alexis,

Soy el policía cano, de Morro bay, California. Todavía estoy gozando del resplandor de nuestro breve encuentro. No fue ningún accidente que compartieramos aquella puesta del sol y aquellos bellos momentos juntos.

Ciertamente aquello me convirtió en una persona mejor y espero que eso te pasara a tí también.

¿No se trata precisamente de eso?

¿Disfrutaste de tu breve estancia en Cayucos, o seguiste por la carretera?

Siempre me acordaré de nuestro encuentro y contacto, y el momento en que tu giraste hacia la izquierda en la autopista y yo hacia la derecha. Muy simbólico…

Gracias por aquel momento.

Richard Hannibal
 


Querido Richard,

¡Si, realmente disfruté compartiendo aquel momento mirando la puesta del sol contigo!

La Gracia planeó que compartiéramos aquel momento juntos y yo vivo por momentos así.

Aquellos momentos…

Realmente disfruto de observar como se despliega la aventura delante de mis ojos, confiando que la existencia sabe exactamente qué debe ocurrir en cada momento, ¡pues nosotros no controlamos nada!

Estoy tan feliz que te estés cuidando trasladando tu trabajo fuera de la locura de Los Angeles a la tranquilidad de una ciudad más pequeña más lejos, al lado de la costa. Es evidente que te cuidas, puesto que de vez en cuando te tomas un momento especial para parar al lado de la autopista y salir de tu carro patrulla para disfrutar de la puesta del sol. Eres un alma especial Richard y me siento verdaderamente bendecida por haber compartido aquella puesta del sol y la Diksha contigo aquella tarde. ¿Por cierto, qué tal tus síntomas del cuello y del resfriado?

¡Si, me quedé en un hotel al lado del mar en Cayucos, muchas gracias por esta sugerencia, fue hermosísimo!

Volveré a California en abril y quizás esta vez pasaré por la costa, si sientes que quieres organizar tus colegas policías, estaré feliz de compartir la Diksha con ellos también.

Sé por experiencia que todos los que reciben Diksha están bajo la protección de la Gracia y me ecantaría entregar esta oportunidad a todos tus compañeros de trabajo. Fue muy informativo para mí hablar contigo sobre el PORQUÉ en Estados Unidos la policía no está tan abierta y confiada. Realmente me hiciste consciente del hecho de como CASI TODOS los estadounidenses tengan sus propias pistolas, ¡POR SUPUESTO que tienes que estar siempre de guardia, puesto que sus vidas corren peligro por el mero hecho de llevar la placa! ¡No pueden vivir en un estado abierto y confiado mientras llevan el uniforme!

Espero que esto cambiará pronto, ya que la Gracia transformará el estado de la Humanidad a un estado de Paz y Unidad, ¡y yo ciertamente haré todo lo que pueda para que esto ocurra ANTES del 2012, tocando todas las cabezas que pueda, vaya donde vaya!

Es un placer y un honor conocerte Richard. Cuidate.

Espero que permitas que ponga esto en el sitio web.

Te mando mucha Luz y mucho Amor *** Alexis


Alexis,

Gracias por tomarte el tiempo en tu horario atareado para responderme. Una vez más, siempre me acordaré de aquellos breves momentos que compartimos. Intenté compartirlos con otras personas, pero ellos simplemente no podían entender. No les juzgo por eso, simplemente les dejo ir en paz. Hay un par de personas con las que compartí nuestra experiencia que entendieron, lo cual me hizo saber, que no estamos solos. No me importa aparecer en tu sitio web, de hecho me siento honrado. Pensé mucho acerca de tu propuesta de compartir Diksha con mis colegas. Lamento que después de pensar en nuestro pequeño departamento con sus 24 policías, no pueda pensar en uno sólo que estaría receptivo. Y no se trata solo de Morro Bay. Tras 27 años de trabajo como policía, pienso que hay pocos policías que estén abiertos a cualquier cosa que no puedan percibir con sus cinco sentidos. En su mayoría, los policías estadounidenses tienen mentes muy estrechas, son conservativos y tienden a juzgar. Muchos son como robots y estos son los policías peores. También, pocos están abiertos al pensamientos oriental, o a cualquier otro tipo de pensamiento fuera de la religión occidental tradicional. Sé que tu no eres una amenaza a la religión tradicional, pero ellos no pensarían así, siendo tan rígidos como son. Me entristece ver lo que veo en el mundo hoy. Fundamentalistas de toda índole, tanto como los que se han cerrado, desgraciadamente, al continuado crecimiento espiritual. Aprendí hace mucho tiempo el no meterme en ninguna “caja“ filosófica. Descubrí que esta actitud me lleva a nuevas y maravillosas experiencias, como la nuestra en aquel peñasco que daba al océano. Lo que estoy diciendo es que la mayoría de los policías estadounidenses resistirían tu hermosa presencia. Lo único que espero, es que mi presencia entre ellos tendrá un efecto sutil sobre las masas y que les abrirá a lo que está más allá. Yo mismo todavía estoy investigando este misterio, igual que tú, pero estoy abierto a que me utilizen como una herramienta en ciernes. Gracias por ayudarme por el camino.

Richard Hannibal


Querido Richard,

Estoy agradecida que al menos  recibieras la Diksha, siendo la preciosa alma abierta que eres. Los dos sabemos que no fue una casualidad. Por supuesto, ninguno de los dos realmente tuvimos nada que ver con esto. La Gracia planifica nuestro destino. Gracias Richard por ser esa “herramienta en ciernes“. El mundo necesita a más gente como tú.

Sólo tengo gratitud y amor para compartir contigo. Alexis.


Querida Alexis,

Quiero compartir contigo el email que compartí con otros que sabía que entenderían… Sí, cada domingo a las 11 de la mañana pensaré en tí y sacaré fuerzas del momento.

Richard’s carta a sus amigos:

Estaba de patrulla y se acercaba el fin de mi turno. Fue una de esas tardes raras, maravillosas, cálidas y tranquilas y el sol se estaba poniendo. Conduje a un sitio que daba al océano, que se encontraba en la entrada al cámping del State Park en el extremo norte de la ciudad. Salí de mi coche y me quedé inmóvil en el peñasco encima de la playa, mirando el sol mientras se movía hacia el horizonte. Al mismo tiempo miraba la gente en la playa… los amantes caminando abrazados… los perros juguetones corriendo tras las pelotas y los frisbees… los fotógrafos capturando el momento… los surfistas en el agua, gozando de los últimos rayos del sol y las olas de la tarde. Realmente estaba en paz, aunque al mismo tiempo estaba escuchando mi código de llamada que podía venir de mi radio-micrófono sujetado al cuello de mi uniforme. Solamente estaba ahí, pensando en mi vida y los pocos, pero maravillosos amigos como tú.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de un motor ralentí que iba a parar a mi lado. Intenté no hacerle caso, porque no quería romper el trance. Oí una voz femenina decir, “Discúlpeme.“ Resulta que había una mujer sentada sola en el carro. La primera cosa que noté fue el gran ramo de flores en el asiento a su lado. La siguiente cosa que noté fue una paz y resplandor evidentes a su alrededor. Inmediatamente me sentí atraído hacia ella.

Caminé hacia su carro y me dijo que estaba de viaje hacia el sur y me preguntó si sabía cuánto tiempo tardaría en llegar a Los Angeles. Nuestra conversación se desarolló y me enteré que iba a dar una charla en Pasadena el día siguiente. Le aconsejé que se quedara en uno de los moteles en Cayucos al lado de la playa. Me dio las gracias, condujo una pequeña distancia y paró el carro para mirar la puesta del sol. Volví al peñasco mientras el sol desaparecía de vista, dejando un brillo anaranjado en el cielo.

Volví a mi carro y mientras me alejaba lentamente, la mujer se aparcó a mi lado y hablamos brevemente sobre el mejor motel para quedarse en esa zona. Entonces ella salió de su carro, diciendo, “tengo algo que enseñarte“, y se acercó a mi carro trayendo consigo un cuaderno grande. Me di cuenta que era muy atractiva y que llevaba algún tipo de vestido suelto y un chal parecido a los que se usan en la India. Me dijo que se dedicaba a la sanación mediante la energía espiritual. Me enseñó el cuaderno, que estaba lleno de fotografías de ella y de altos cargos gubernamentales en México. En una foto aparecía junto al presidente mexicano Vicente Fox. En otra foto aparecía en una plataforma con las manos extendidas hacia un público de 2000 personas. Me dijo que se llamaba Alexis y que en Estados Unidos dedica su tiempo a dar seminarios y sanaciones a cambio de donativos para poder hacer lo mismo en México gratuitamente. Dijo que se especializaba en su bendición de sanación atendiendo a la policía y los militares en México. Sus fotografías apoyaban lo que decía. Estaba de pie al lado de generales, alcaldes y otros dignatarios.

Entonces Alexis me dijo que percibía que yo tenía síntomas de un resfriado y dolor en mi cuello y hombros. Mi dolor de cuello es crónico y lo tuve durante años. Alexis me preguntó si quería recibir lo que ella llamaba Diksha, o sanación espiritual. Vacilé durante un minuto porque mi atención estaba dividida entre ella y mi radio. Al final consentí, y experimenté los 15 minutos mas maravillosos que había sentido en mucho tiempo. Me quedé sentado en mi carro patrulla mientras Alexis se asomó por la ventana tocando suavemente mi cabeza, cuello y hombros. Durante quince minutos estuve relajado, con los ojos cerrados y en un estado de éxtasis total. ¡Fue maravilloso! No sabía quién era esta mujer, pero confiaba plenamente en ella y me sentía seguro cerca de ella. Después de unos 15 minutos se apartó suavamente y le di las gracias. Una vez más le sugerí que se quedara en un motel de la playa en Cayucos y me dijo que iba a hacerlo. Me dijo que podía ponerme en contacto con ella a través de un sitio web llamado http://www.livinginjoy.com.  Le di las gracias y los dos nos fuimos.

Me paré al lado de su carro en un semáforo rojo en la Autovía 1. Aunque anochecía, noté una luz visible a su alrededor mientras estaba a mi lado. Tenía una sonrisa hermosa en su cara mientras nos miramos a los ojos. Le saludé con la mano a mi manera de “niño pequeño“ y ella me sonrió y me saludo con la mano. Giró a la izquierda y yo giré a la derecha.

Quería compartir mi experiencia con la gente en la comisaría, pero me miraban con miradas extrañas, o se reían, o simplemente se marchaban. Llegué a casa y dormí muy bien. A la mañana siguiente mis síntomas de resfríado casi habían desaparecido. Todavía sentía un poquito de dolor en el cuello, pero no era ni remotamente tan intenso como lo siento normalmente. Me desperté e inmediatamente fui a la computadora y visité su sitio web. El sitio web trata de una filosofía oriental, que todavía estoy estudiando. Mandé un email a Alexis, y me devolvió un email de Cancún, México.

Ahora me conocen y saben qué pienso de la religión organizada y de la gente que dicen ser gurues y líderes espirituales. Tengo mis dudas acerca de ellos y siento que ya no necesito ninguna institución ni pensamiento humano para “mostrarme el camino.“ Pero tengo que decirles que esto realmente fue una experiencia especial, sobre la que reflexionaré durante largo tiempo para sacar cualquier significado que pueda de ella.

Richard Hannibal